5/8/12

El 2do. sentido



Paula entró a la habitación. Esta vez sería distinto, esta vez el destino le traía consecuencias más graves a su debilidad ante la tentación. No podía olvidarse las miradas antipáticas de extraños que cruzó en la calle, miradas que anticipaban la tensión del momento, como si todos supieran a dónde iba y qué le esperaba allí. Al final de la cuadra, en un rincón bajo la sombra de unos árboles se encontraba la puerta que no perdía luminosidad ni presencia. Detrás, el precio a pagar...
Tuvo que sentarse a un costado de la habitación mientras el cuarto iba tomando el ambiente requerido. Él no la esperaba tan temprano, y todavía estaba preparándose para el encuentro.
La joven pasó al baño y se encerró por unos minutos a meditar sobre su pasado. "¿Qué hice para terminar acá? Mi intención nunca fue llegar tan lejos" - se dijo mientras peinaba su pelo frente al espejo.
Hubo una época en la que Paula era una chica de bien, muy disciplinada y de correctos modales; lo fue al menos hasta que su novio decidió que ya no era divertido seguir viéndose, y junto con él se fueron todos los cuidados que ella tenía consigo misma. Todo perdió sentido para Paula...¿y de qué servía ser una chica responsable, si a nadie parecía importarle? Su vida descendió por el rumbo de los excesos, de las tentaciones y de los descuidos; y junto al consuelo efímero venía la necesidad de más.
Ya era tarde. La experimentación la había llevado a un punto sin retorno, que la dejaría marcada para siempre...Pero Paula a pesar de todo era una chica de palabra, y pensaba enfrentar las consecuencias con honor.

Salió del baño, y contempló por unos segundos la escena. Él era un hombre callado, pero de gestos delicados. Tal vez no sería tan brusco como ella imaginaba...Tal vez, no sería como los otros que ella recordaba con temor...Con una gentil seña la invitó a recostarse, y a continuación comenzó a mostrarle una serie de accesorios que pretendía usar con ella para la ocasión. Los nervios de Paula incrementaban con cada segundo que pasaba. En su cabeza trataba de calmarse, y se convencía que todo pasaría rápido...Había visto situaciones como esa en películas, había oído de gente que incluso quedaba satisfecha luego; ya estaba todo hecho, sólo restaba cerrar los ojos y dejarse llevar.
Él se acercó a ella, dijo unas pocas frases respecto al pago, y luego con una sonrisa en su rostro comenzó a hacer su parte. Paula jamás olvidaría la sensación de estar tan expuesta, de sentir el roce de sus manos, y el intenso dolor que causaban por momentos aquellos inusuales accesorios. Fueron realmente minutos eternos. 

Al finalizar, él procedió a ordenar la habitación, mientras ella buscaba con rapidez sus pertenencias y tímidamente se retiraba sin mirar atrás. 
Con las palmas sudadas y el cuerpo tenso, Paula reconoció que pocas veces volvería a sentir algo tan desesperante como lo fue esa tarde. Había tocado fondo. Decidida, juntó fuerzas y se convenció con total determinación: dejaría toda vida de excesos, y pondría su salud ante todo. 
Con un nuevo aire de orgullo, salió a la calle, respiró hondo, y se dijo a sí misma: "Se acabó. Nunca más paso por esto. ¡No más helado, ni chocolates!"
Siguió caminando con la cabeza en alto por aquella vereda arbolada, y se perdió entre la marea de gente de la ciudad. 

Así fue como Paula, ya no más una víctima de la ansiedad, sobrevivió a la visita al odontólogo. 


Fin. 
Lenore. 16-3-12